El desafio del Salario Etico
Presidente de Comisión Justicia y Paz, Eugenio Díaz, agradeció a Mons. Alejandro Goic el haber puesto este asunto como uno de los temas centrales de la agenda pública del país.
Con el objetivo de debatir respecto del desafío del salario ético se realizó en la mañana del 12 de septiembre la II Jornada de Justicia y Paz “¿Cómo construir un país más justo?” convocada por la Comisión Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Chile.
Al comienzo de esta actividad, que se llevó a cabo en el Centro de Extensión de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Eugenio Díaz, presidente de la Comisión Nacional Justicia y Paz y miembro del Consejo Asesor Presidencial para la Equidad Social, agradeció a Mons. Alejandro Goic el haber puesto como uno de los temas centrales de la agenda pública del país al salario ético. Señaló que es una oportunidad única para mejorar un aspecto tan trascendental como es el de la equidad y el ingreso familiar.
Mons. Fernando Chomalí, Obispo Auxiliar de Santiago, se refirió a la Justicia Social y salario ético en la Doctrina Social de la Iglesia. “El catecismo de la Iglesia Católica plantea que el centro de la labor empresarial es el bien de la persona y no solamente el aumento de las ganancias, pero reconoce que ellas son necesarias dado que permite realizar inversiones que aseguren el porvenir de la empresa y garantizar puestos de trabajo. El catecismo dice a propósito del salario justo que es el fruto legítimo del trabajo, negarlo o retenerlo puede constituir una grave injusticia”, afirmó.
Luego se dio inicio a un panel de debate respecto del salario ético y la equidad en Chile, donde Fernando Coloma, ingeniero comercial integrante del Consejo Asesor Presidencial para la Equidad Social, manifestó que lo correcto sería hablar de un ingreso digno, que está condicionado por el aporte de toda la sociedad, ya que el concepto de salario ético es inmanejable y trae una serie de problemas como el desempleo y la inviabilidad de la empresa. Sin embargo, esto no se contradice con una reflexión a nivel personal y empresarial respecto del tema. “En qué medida estoy dispuesto a sacrificar mi consumo personal para dar más, al margen de los efectos económicos”, explicó.
Posteriormente, el economista Joseph Ramos, apuntó a que hoy los salarios son bajos porque la productividad de los trabajadores es reducida, por lo tanto, a largo plazo hay que luchar para lograr que llegue a niveles óptimos a través de la capacitación. “El salario ético no recae en la empresa, sino que en el empresario indirecto, es decir la sociedad. Si a un empresario se le obliga a pagar 250 mil pesos, dejaría de contratar a muchas personas. Hay que preocuparse de ver cómo la sociedad puede hacer que el ingreso del jefe de hogar llegue a lo digno, y pensar en un ingreso familiar ético”, agregó.
Más adelante, Ronald Bown, Presidente de la Asociación Nacional de Exportadores, enfatizó en que el debate no sólo tiene que centrarse en el salario, sino que en lo sobrenatural, y preguntarse qué tan generosos somos y si las relaciones laborales son de calidad: “Todo esto tiene que ver con la participación del trabajador en la empresa, que se explica en un salario justo, trato humano y buena información”. Concluyó que no se puede culpar al modelo económico de los bajos sueldos, sino que la causa es la falta de valores morales en la sociedad y que no se defienden ciertos principios que son fundamentales.
Finalmente, José Luis Ortega, Presidente de la Federación Nacional de Comercio y Consejero Nacional de la CUT, compartió su experiencia de vida llena de esfuerzos y de lucha por superar la pobreza, y aclaró que no cree en el salario ético porque los empresarios no están dispuestos a distribuir la riqueza en momentos en que podrían hacerlo. Sin embargo, valoró la posibilidad de discutir estos temas que son fundamentales para la sociedad.
Con esta Jornada prosiguió el ciclo en encuentros destinados a reflexionar acerca de las condiciones sociales, políticas, económicas y culturales para construir un Chile más justo de cara la Bicentenario, de acuerdo a las orientaciones de la Doctrina Social de la Iglesia.